MIRANDO POR DEBAJO (Y MAS ALLA) DEL MANTEL.

 


Introducción.

El reciente “affaire sub 55” me permitió pensar cuánto de la mirada de género penetra el mundo del trabajo. Desde hace bastante tiempo la OIT viene solicitando que las delegaciones que participen en sus conferencias respeten la paridad de género. 

La  conferencia internacional del trabajo volvió a realizarse luego de la suspensión a la que obligó la sorpresiva pandemia de covid 19 en el año 2020. Eso si, este año la reanudación fue de modo virtual y ha obligado a que la conferencia se realice en dos etapas, culminando este 19 de junio lagrimear de ella y quedando la segunda parte, para noviembre de este año, lo que tuvo como efecto que la participación fuera restringida.
 
Revisando el listado de las delegaciones es posible acercarse al dato del nivel de cumplimiento de esa paridad, con independencia del juicio que nos merezca como medida eficaz para promover tanto la participación igualitaria como la mirada transversal en las distintas materia.

Una primera mirada.

Alemania, por ejemplo, que por alguna extraña razón se ha puesto desde hace algunos años como un referente en ciertos debates nacionales, ha cumplido y en exceso con el requisito de paridad: tanto en el sector gubernamental como en el trabajador la participación de las mujeres excelentes ese a la de los hombres, y en el sector empleador se ajusta a la paridad.

Algo parecido ocurre con España. Otro referente habitual de los que somos “barcodescendientes” ya que en el total de la delegación se ajusta a la paridad, teniendo mas mujeres en las delegaciones de los trabajadores y empleadores. (4 a 6 y 5 a 6) compensado el leve desbalance del sector gubernamental (11 a 11) 
Francia a su vez cumple plenamente en los tres rubros, 10 mujeres en 19 miembros de la delegación gubernamental, cinco de los seis integrantes del grupo empleados y dos de los cuatro miembros trabajadores.
Si tuviéramos ganas de darle una explicación ideológica, el caso Chileno seria el ideal para ello: de los 11 representantes del gobierno 10 son varones, de los 9 del sector patronal todos son varones, y en cambio el sector sindical cumple plenamente (3 a 3) siendo liderado por una mujer, la historia dirigente Barbara Figueroa.
En Estados Unidos (al fin y al cabo,, otro espejo) 13 de 23 delegados gubernamentales son mujeres, en tanto en el sector empleador lo son 4 de 9. Los trabajadores tienen en este caso el porcentaje más exiguo: 2 de los seis integrantes son mujeres.
En casa, que es adonde quería llegar, la distribución fue la siguiente
43 % de los representantes gubernamentales son mujeres, en cambio, en los empleadores solo alcanza al 16 %
El sector de los trabajadores cumplió con creces: el 55 % estuvo integrado con mujeres.

UNA SEGUNDA MIRADA.


Dentro de cada delegación nacional, el tripartito imperfecto se satisface con dos delegados gubernamentales y uno por el empleador y otro por el sector trabajador todos ellos con derecho a voto.
En el caso de España, de los cuatro votos 3 corresponden a delegadas mujeres (uno de cada sector)
En el caso de Alemania, solo el voto empleador esta en cabeza de una mujer.
En el caso francés, tres de los cuatro votos son de mujeres
En el caso norteamericano, dos de los cuatro votos son de mujeres (una delegada gubernamental y la delegada patronal)
En Chile, solo el voto de los trabajadores.
En Uruguay, solo el gobierno lleva una delegada mujer.
En casa, los cuatro votos son masculinos.

Y ahora?

Este ejercicio de sumar y separar es solo un divertimento para comenzar una charla sobre el tema, como creo lo fue el de la foto del mantel corto.
Como deberíamos seguir? En pocos días más la propia OIT nos dirá cuanto éxito tuvo este año su convocatoria a cumplir la paridad de género, y quedara para los estudiosos intentar encontrar cuanto de esa convocatoria se convirtió en mirada de género en temas que más allá de la justa reivindicación de los derechos de los trabajadores, pocas veces nos permite apreciar la existencia de esa otra mirada.


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