pequeño encuentro en el correo

Estaba esta mañana esperando frente al correo, para retirar unas cartas documento.

Fui el primero en llegar, y detrás mio llego una mujer joven y bonita. Me llamó la atención la carta en su mano, y, vicio de abogado, le pregunté si estaba en conflicto con un empleador.

Se estaba considerando despedida de un geriátrico, para quedarse con su trabajo en el hospital de mar del plata

me contó que atendía una sala de 40 ancianos

sola.

Que subía escaleras con ellos

que de los cuarenta se habían muerto 12 en el año

que estaba asqueada de las suciedad del lugar

de la suciedad de los abuelos

de la negación de los parientes a ver la indefensión de los viejos

de la resignación de los viejos

de los inspectores de las distintas administraciones que tampoco veían (el sobre les tapaba el bosque)-

en definitiva, si todo sale bien, los viejos se mueren.

Si todo sale mal, los viejos se mueren también.

Así que... por que hacerlo bien?

Entonces habló con su marrido, y habían acordado dejar ese empleo (que le hacia falta) y quedarse con el del hospital público.

En el Hospital trabaja con enfermos de HIV.

Me llamó la atención. Cambiar la cercanía de la muerte segura por la probablemente segura.

Le pregunté como llegaban los enfermos al hospital.

“la mayoría, terminales”

Me contó que MAR DEL PLATA es la segunda ciudad de HIV del país, pero que pareciera que no importa mucho, por que no hay campañas.

Me sorprendió el ranking. Le pregunté porque tanto sida?

“muchos travestis” me dijo.

Los hombres que eligen travestis no suelen cuidarse

generalmente varones mayores, no tienen el habito de la profilaxis.

Hombres casados, vidas completas, no se cuidan, no se controlan.

No conocen los sintomas.

Los confunden con el cansancio propio de su edad.

Las manchas, la pérdida de defensas, etc. propias del envejecimeinto de la piel o del stress.

Cuando ven lo que no querian ver, es tarde.

Mientras tanto, como andan de trampa, desparraman HIV.

Debe haber muchas estrategias que los estudiosos de los temas pueden indicar.

Yo solo miro como espectador.

Pero se me ocurre un problema de fondo, grave, dificil.

Somos hipocritas.

No nos importan los viejos.

Nos importan nada.

Como dijo la enfermera: “si todo sale bien, se terminan muriendo, si todo sale mal, se terminan muriendo”

no tenemos derecho a morir bien.

No nos respetamos viviendo. Dejamos de existir antes de morir, cuando nos dicen que tenemos que dedicarnos a eso. A morir.

Cuantos de ustedes han pensado en los viejos? Conocen un geriátrico

en su camino al trabajo, al estudio, etc?

No “vemos” viejos, no?

No queremos ver lo que nos va a tocar. Pensamos que vamos a zafar de eso.

Y con el sexo? Con nuestras pequeñas miserias de cama? Vale la vida propia y la vida ajena? Que nos lleva a ignorar la muerte y ocultar el deseo?

Buena vida y buena muerte. Nos negamos una e ignoramos la otra.

Buena salud mental,. Buen sexo. Buen afecto. Todos queremos eso. Todos decimos querer eso.

Pero pareciera que no se puede tener de lo bueno sin una previa aceptaciòn de la necesidad de ser honestos.

O se lo puede tener, pero cuanto puede durar lo bueno si se lo oculta?

No estoy tratando de decir nada. Sólo quiero transmitirles mi inquietud.

Ver., solo ver. Solo mostrar. El cuerpo pleno. La desnudez plena. Las caras. Tratar de vernos como somos para ser un poco mejores.

Ver nuestro futuro (que siempre es la muerte) para hacerlo digno.

Ver nuestro deseo de placer (que siempre es propio y personal y distinto) para hacerlo digno.

Denme ideas.

Gracias.

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