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Emilio Pérsico: el fogonero de Felipe Solá

Podría decirse que es al gobernador bonaerense lo que D Elía es al presidente Kirchner. El virtual vicejefe de Gabinete de Solá, principal impulsor de su reelección, le garantiza a su jefe la paz social en el distrito, pero también lo incomoda con sus políticas de choque



Con su barba larguísima, espesa y entrecana, y una voz tenue, casi de meditación, Emilio Pérsico se parece más al gurú de moda, Osho, que a un revolucionario fuera de circulación como León Trotsky o como él mismo treinta años atrás, cuando formó parte de Montoneros. Su discusión tolerante -da la sensación de que nada lo saca de las casillas- parece chocar con su propia biografía: Pérsico fue uno de los fundadores de Quebracho, aquel grupo violento que saltó a la fama en los 90 por arrojar bombas molotov y cortar rutas, a modo de protesta contra la política económica del menemismo. Se trata, convengamos, de un funcionario raro; políticamente incorrecto para los pasillos tradicionales del poder. Sobre todo porque ocupa un cargo alto en La Plata: es el virtual vicejefe de gabinete desde fines de 2005, cuando Felipe Solá remozó su gobierno. Pero, incluso, antes de ocupar un cargo formal en la estructura del Estado, hacía rato que Pérsico se había transformado en una suerte de "consiglieri" estrella del gobernador. "Felipe está enamorado de él, políticamente hablando, y, además, lo respeta muchísimo", coinciden en describir amigos y enemigos del mimado piquetero. De su despacho despojado entran y salen permanentemente trabajadores, militantes y desocupados del Movimiento Evita, la primera agrupación piquetera -y la más nutrida- que Solá sumó como aliada a su gobierno, en sintonía con el estilo K. Otro de los hombres fuertes del Movimiento Evita es Fernando ("El Chino") Navarro, actual presidente del bloque de diputados provinciales del Frente para la Victoria. A esta altura, la agrupación de Pérsico tiene varios funcionarios y legisladores en la estructura formal de la política, además de diversos programas de gobierno funcionando en los municipios, donde colocó coordinadores y directores ligados a su estructura. En rangos más altos, revistan Edgardo Binztock, secretario de Derechos Humanos, y Gildo Onorato, director de juventud platense. El esquema se completa con una red de cooperativas, fabricantes de productos que son comprados por el Estado bonaerense. El líder del Movimiento Evita es uno de los más visibles impulsores del proyecto reeleccionista de Solá, que volvió a reflotar esta semana. Una movida polémica, cuestionada por los principales constitucionalistas, que, de tener éxito, lograría reinstalar al gobernador hasta el 2011. "De desocupados pasamos a ser factor de poder; crecimos muchos y por eso, muchos, nos tienen miedo. Hemos empoderado a la gente con la política, y fue este gobernador quien nos abrió la puerta". Es por esta razón que, según explica el propio Pérsico, apoya el intento reeleccionista de Solá. Tan fuerte fue y es el "enamoramiento" de Felipe con Pérsico que, por un tiempo, el piquetero estrella llegó a desplazar al ministro del Gobierno, Florencio Randazzo, en la estructura platense. Randazzo no sólo es una de las piezas principales del felipismo sino que fue el halcón mayor en la embestida del gobernador contra el núcleo duro del duhaldismo. Para peor, Solá ya lo había designado como su sucesor cuando vio la posibilidad de quedarse él mismo por mucho más tiempo. Dicen que Randazzo estaba más que feliz con la idea de convertirse en gobernador de la provincia, a los 41 años. Sólo la tragedia de la desaparición de Julio López, el testigo clave en el juicio al represor Miguel Etchecolaz, pareció volver a restituir el equilibrio. "Felipe se sintió debilitado y volvió a apoyarse en Randazzo y éste, por su parte, decidió volver a alinearse porque comprendió que no se puede construir nada fuera del Estado. Además, él es joven; puede esperar", resume un funcionario nacional, que conoce, como pocos, la trama bonaerense. Factor de poder Podría decirse -aunque hay muchas diferencias entre ambos casos- que Pérsico es a Solá lo que D Elía es a Néstor Kirchner, en términos de la alianza entre la política tradicional y el movimiento piquetero. De hecho, ambos ex piqueteros lideraron, juntos, la contramarcha para intentar neutralizar a Juan Carlos Blumberg en su demanda por seguridad. La diferencia es, por caso, que Solá no estaba de acuerdo con aquella contraofensiva; dudaba del costo político de salir a pegarle públicamente a Blumberg y lo debatió con su consejero. Pero Pérsico se mantuvo en sus trece: "Cada vez que salga la derecha, vamos a salir a golpearla -le anunció-. Hay que demostrar que aquí estamos nosotros, como una fuerza de choque contra la derecha. Además, Felipe, yo no vine aquí a sumarte puntos en las encuestas de imagen; vine a restarte. Si querés cambiar un país, tenés que hacer lo que creés que es correcto." En eso de restar puntos parece haber tenido razón, aunque, por el momento, la imagen perjudicada -según las últimas encuestas difundidas durante la última semana- es la de Kirchner, que bajó 12 puntos. Precisamente, según algunos analistas políticos, la contramarcha de D Elía y Pérsico, una metodología que rechazan amplios sectores sociales, fue uno de los motivos de ese descenso. D Elía acaba de manifestar que Blumberg utiliza el cadáver de su hijo para escalar en la política. Pérsico comparte la filosofía de D Elia, a quien considera su aliado ideológico. Pero pega más fuerte: "Me critican por la contramarcha. Blumberg tiene todo el derecho de manifestarse, pero si pudiera, me interrogaría arriba de una mesa -dice-. Los que marchan con él comparten la misma ideología de la dictadura; para la custodia de su acto eligió a "los sin gorra", que son sectores de la bonaerense sospechados en la investigación por la desaparición del compañero [Jorge Julio] López". Pérsico tiene algunos cuestionamientos secretos hacia sus compañeros K que sólo desgrana en debates privados. Veamos: "Nosotros somos el kirchnerismo salvaje; los demás especulan con las encuestas. Quieren disfrutar las ventajas, pero no asumen los costos de defender este proceso popular". Dirá, también, que mientras él se compró una camionetita para entrar a Romero, la ciudad semirrural donde vive, la mayoría de los funcionarios, cuando asumen, se compran un cero kilómetro. "Emilio realmente vive como un marginal y es uno de esos dirigentes que cree en la opción de la violencia, cuando el momento lo amerita -describe una periodista plantese, perteneciente a uno de los más importantes diarios la provincia-. Es real que descree de ciertas cosillas formales del poder, como la secretaria, el auto caro o el despacho confortable" Pero Pérsico va por más: piensa mudarse a un asentamiento popular, en las afueras de La Plata. Lo explica mejor: "Estoy en la Casa de Gobierno todo el día porque es mi laburo, ¿Qué querés que haga? Ahora mismo, mientras hablo, estoy pisando una alfombra que, te juro, te hundís Y así no se puede comprender a los pobres que representás. Ya lo decidimos con mi mujer; nos vamos a ir a vivir con los compañeros con los que vine". Pérsico sabe que su estilo político y personal tiene mala prensa, sobre todo en las clases medias y altas. Por eso, en la intimidad, sueña con un gobierno en el que él pueda ser ministro. Pero no por ser ministro, dice. "El proceso popular debería avanzar de tal modo que tenga que tolerar como ministro a un tipo como yo", explica. Su miedo más íntimo es que su movimiento termine fagocitado en una línea interna del kirchnerismo. Con respecto a la desaparición de López, está convencido de que se trata de un "palo en la rueda para detener la transformación que vive la Argentina". Pero Pérsico es atacado no sólo por sus métodos sino también por el contenido de sus políticas. Y no sólo por sus adversarios ideológicos, sino también por sus propios aliados del Frente para la Victoria, que no explican las cosas de un modo tan romántico como lo hace él. "Aquí se está reemplazando el clientelismo de los noventa por otro, que es un quasi clientelismo, sólo que ahora es ejercido desde las organizaciones sociales. Lo único que ha cambiado es que, en lugar de estar afuera del Estado, ahora están adentro -cuestiona un alto dirigente del Frente para la Victoria bonaerense (FV), que prefiere el anonimato-. ¿Cómo es el esquema? En vez de planes, hay facilitadotes culturales, coordinadores, promotores que hacen relevamientos; todos tienen contratos; son gente del Movimiento Evita, a quienes se les otorga becas, que ahora reemplazan a los tradicionales planes asistencialistas. Es la excusa para armar una gran estructura, bajo el paraguas de la reelección de Felipe". Algunos cuestionan, también, al Movimiento Evita por implementar programas de gobierno junto con algunos de los más polémicos intendentes del conurbano -como Julio Pereyra, Mario Ishi, Sergio Villordo, Hugo Curto o Baldomero "Cacho" Alvarez-, sólo porque ellos les abren la puerta para colocar a coordinadores ligados a la estructura de Pérsico y su gente. "El problema es que cuando vos construís con los horribles, te perdés la oportunidad de generar una alternativa", dicen, a coro, los kirchneristas que critican esta forma de acumulación política. Pérsico desacredita, claro, esta visión: "Si antes teníamos 700 planes, en La Plata, hoy le damos trabajo a 1200 compañeros en nuestras cooperativas". "El Chino" Navarro, número dos del Movimiento Evita, va más lejos aún: "Quienes piensan así analizan la política desde un escritorio, pero no construyen poder popular para el Presidente. Son los que la tienen muy clara, pero para ir a las manifestaciones se toman un taxi". Helados y bombas molotov Pérsico es un apellido conocido y tradicional en La Plata, aunque, en su orígen, siempre estuvo asociado a los helados antes que a los piquetes. La historia dice así: el abuelo del actual funcionario-piquetero fundó en La Plata la empresa Pérsico, devenida en una de las heladerías más tradicionales de la ciudad, mientras que otra rama de la familia, los Averza, fue una de las fundadoras de las heladerías Freddo, en Buenos Aires. "Pero yo no los veo nunca, salvo en algún casamiento o velatorio. Es que nosotros hicimos otra opción. Yo viví casi siempre en las villas. Nunca quise seguir con la heladería", admite Pérsico. En los 90, el apellido empezó a ligarse a Quebracho, el marginal y violento grupo que nació en La Plata y cuyo líder espiritual era, precisamente, Pérsico. Su composición eran chicos de los primeros años de la Universidad y tenían mucha distancia generacional con él, que ya rondaba los 40. "Fue una época de resistencia a una política de devastación -explica-. ¿Si me arrepiento de haber tirado bombas molotov? Pero, ¿quién no lo ha hecho, en algún momento en Argentina? Ahora estamos en otra etapa." Pérsico sospecha que su marketing no es muy bueno; incluso, en el fondo, sabe que no es un comunicador eficaz frente a los medios. "Y encima, cometo el error de querer convencer a periodistas". Por Laura Di Marco Quién es En familia Cumplirá 50 años el próximo 13 de noviembre. Nació en La Plata; su familia fundó la marca de helados Pérsico. Se casó dos veces; tiene 9 hijos y 5 nietos. Tiempo de militancia A los 14 años empezó su militancia en la UES y unos años después se incorporó a Montoneros. Durante la dictadura estuvo exiliado en Brasil y Europa. A la vuelta militó en el peronismo revolucionario y en los 90 fundó la agrupación Quebracho. Hacia 2000 se puso al frente del movimiento de desocupados MDT Evita.

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